Ayer 27 de octubre fue el cumpleaños de Dylan Thomas y para celebrarlo posteo esta traducción que hice de “A poem in October”.
POEMA EN OCTUBRE
por DYLAN THOMAS
Cumplía treinta años hacia el cielo y me despertaron los murmullos del puerto y del bosque vecino y el estanque con el mejillón y la garza que predicaba en la orilla de la playa. La mañana me reclamaba con la corriente de agua que susurraba el rosario y los responsos de la gaviota y del cuervo y el golpeteo de los botes en el muro trenzado por las redes como invitándome a levantar y echar a andar en el adormecido pueblo. Mi cumpleaños empezó con las aves acuáticas y los pájaros de los árboles alados que llevaban en vuelo mi nombre sobre las granjas y los caballos blancos y yo me levanté en el lluvioso otoño y caminé sobre el chaparrón de todos mis días. Era en la pleamar cuando la garza se zambulló y yo di unas zancadas hasta los portales aún cerrados del pueblo que se desperezaba. Toda una primavera de alondras en una nube rodante y los arbustos a los lados del camino rebosados de silbidos de pájaros negros y el sol de octubre veraneando en el hombro de la colina. Aquí donde los climas afectuosos y los dulces cantores surgieron misteriosamente ante esa mañana en que yo deambulaba y escuchaba a la empapada lluvia y el soplo frío del viento en los bosques lejanos que quedaban a mis pies. Una pálida llovizna en el puerto menguante y sobre la iglesia mojada por el mar que desde aquí semejaba un caracol con sus cuernos sobresaliendo en la niebla y el castillo pardo como un búho pero todos los jardines de la primavera y el verano han de florecer en los cuentos fantásticos más allá de la linde y las nubes de alondras. Allí podría celebrar mi cumpleaños pero el clima volvió a girar. Giró lejos del país jovial y debajo del otro aire y el cielo que cambiaba a azul fluía de nuevo con la alegría del verano y con manzanas, peras y grosellas rojas y mientras giraba yo vi con claridad aquellas mañanas olvidadas de la infancia cuando un niño paseaba con su madre entre las parábolas de los rayos de sol y las leyendas de las verdes capillas y por los dos veces contados campos de la niñez, ya que su lágrimas quemaron mis mejillas y su corazón se estremeció en el mío. Estos eran los bosques, el río y el mar donde un muchacho en el susurrante verano de los muertos murmuraba la verdad de su gozo a los árboles y a las piedras y al pez en la marea y el misterio que cantaba en vida perdura aún en la corriente del agua y en el canto de los pájaros. Y era ahí que podría celebrar mi cumpleaños pero el clima volvió a girar y el verdadero gozo del niño muerto hace tiempo aún canta hasta quemar el sol. Cumplía treinta años hacia el cielo y me paré ante el mediodía veraniego mientras debajo el pueblo dejaba caer sus hojas manchadas con la sangre de octubre. ¡Ojalá la verdad de mi corazón se vuelva a cantar en esta alta colina a la vuelta del año!
el verso "sus hojas manchadas con la sangre de octubre" supongo que aquí se refiere a los colores del otoño en el Norte, pero a mi me recuerda que hace muchos años descubrí que los atardeceres de octubre son los más hermosos....